domingo, 26 de agosto de 2012

¿Por qué votar rosado estas elecciones internas?



En el pasado Encuentro Nacional de Estudiantes (ENE) se discutieron temas que son importantes para la vida del conjunto de nuestro pueblo y particularmente para la juventud uruguaya. Esta discusión, contó con la participación de decenas de estudiantes de distintos puntos del país, lo que favoreció un rico intercambio sobre el movimiento estudiantil, la criminalización de la pobreza y la juventud, la cultura, y las nuevas propuestas de estatutos para la FEUU. Respecto a este último punto, es preciso remarcar que surgieron de este Encuentro dos propuestas que serán plebiscitadas en las próximas elecciones gremiales de la Federación. Para poder ir adentrándonos en la discusión, parecería razonable incursionar en categorías como la democracia, la participación y por cierto, en las generalidades que hacen a las propuestas.

El carácter democrático de una organización está dado por dos aspectos que se relacionan dialécticamente: uno, por los objetivos programáticos que impulsa; dos, por el contenido y las formas de la participación que se dan en ésta. Por lo programático en el sentido de que importa mucho qué propone, cuál es su horizonte estratégico, cuál es su línea política concreta y a qué intereses responde. Importa si sus propuestas implican un avance popular o no. El solo hecho de que una propuesta haya sido discutida en congresos, parlamentos o incluso definida por un plebiscito, no le otorga el carácter democrático. Para que sea democrática, debe necesariamente proponerse la transformación de la realidad en función de los intereses populares. Quiere decir, que un proceso no se puede catalogar de democrático cuando los intereses de una clase minoritaria de la sociedad se imponen a los intereses objetivos de otra clase social mayoritaria.
En cuanto al contenido y las formas de la participación, es fundamental poder pensarla más allá de lo que el paradigma sociocultural dominante ha querido mostrar como tal. Por consiguiente, participar no es votar cada cinco años a un gobierno, como tampoco lo es tener la posibilidad de votar una mesa de la FEUU a través de una elección. La participación, es apuesta decidida a forjar un rol estudiantil activo y protagónico, que dé paso a la construcción de un tejido social capaz de impulsar y conquistar sus demandas. Participación es fortalecer los centros de estudiantes y asociaciones, es trabajar para reducir la brecha existente entre los estudiantes que militan en un gremio y los que no. Es trabajar para que todos los estudiantes se apropien de los espacios de lucha y se sientan uno más, con los mismos derechos y obligaciones. Es dejar de lado las discusiones intestinas para abrir efectivamente, las puertas de la discusión al conjunto de los estudiantes y generar un proceso de elaboración colectiva que potencie al movimiento estudiantil y lo enriquezca.

El hecho de que la FEUU se esté proponiendo dar estos debates de cara al plebiscito, es algo muy significativo. Implica poder acompasar el proceso general de avances y transformaciones que vive nuestro país y la Universidad de la República, con los de la propia Federación. Sin entrar en un detallado análisis de las propuestas que se someterán a consideración, vale la pena señalar que sin importar cual sea la propuesta que logre mayor adhesión estudiantil, la FEUU avanza en el entendido de que ambas propuestas contemplan: la representación de los estudiantes universitarios del interior del país con voz y voto, la participación del PIT-CNT en el Consejo Federal con voz y sin voto, y se avanza sustancialmente en la caracterización de la Federación. Sin embrago, hay tres grandes diferencias que nos impulsan a defender una de ellas. Concretamente, la PAPELETA ROSADA.

Por un lado, porque la forma en que se prevé la participación de los estudiantes del interior del país es más amplia y abarcativa que lo previsto en la Lista 1 y la papeleta celeste , lo cual permite contemplar las diversas realidades existentes en todo el territorio nacional, de cara a la organización gremial de los estudiantes.

A su vez, en nuestra concepción de Federación, la representación en la Convención de los distintos Centros de Estudiantes sea más equitativa. En este sentido, entendemos que un piso mínimo mayor al planteado en la papeleta celeste garantiza el carácter federativo de nuestra organización.

Por otro lado, porque la forma en que se elige la mesa de la FEUU, sintetiza parte de una concepción histórica de democracia gremial, con la realidad estudiantil y la diversidad de opiniones que existen en su seno. No parece ser un argumento sólido, el hecho de plantear que para mejorar la participación estudiantil y restarle peso a los estudiantes fosilizados en las estructuras de decisión, haya que realizar elecciones directas. Pretender rebajar nuestros contenidos democráticos porque las asambleas ya no son lo de antes o porque supuestamente los estudiantes no entienden nuestros planteos, no solo es un error táctico gravísimo, sino que además, es subestimar la inteligencia de nuestros compañeros. El papel del movimiento estudiantil sigue siendo el de contribuir a la transformación de la realidad y no la adaptación pasiva a ella. Por tanto, más allá de las diferencias que se visualicen en la discusión de cara al plebiscito, es fundamental realizar los mayores esfuerzos posibles para que el debate sea unitario y fraterno. Las controversias respecto a la táctica y a las formas organizativas, no pueden hacernos perder de vista la necesidad histórica de construir una sociedad nueva.



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