En el pasado Encuentro
Nacional de Estudiantes (ENE) se discutieron temas que son importantes para la
vida del conjunto de nuestro pueblo y particularmente para la juventud
uruguaya. Esta discusión, contó con la participación de decenas de estudiantes
de distintos puntos del país, lo que favoreció un rico intercambio sobre el
movimiento estudiantil, la criminalización de la pobreza y la juventud, la
cultura, y las nuevas propuestas de estatutos para la FEUU. Respecto a este
último punto, es preciso remarcar que surgieron de este Encuentro dos
propuestas que serán plebiscitadas en las próximas elecciones gremiales de la
Federación. Para poder ir adentrándonos en la discusión, parecería razonable
incursionar en categorías como la democracia, la participación y por cierto, en
las generalidades que hacen a las propuestas.
El carácter democrático de una
organización está dado por dos aspectos que se relacionan dialécticamente: uno,
por los objetivos programáticos que impulsa; dos, por el contenido y las formas
de la participación que se dan en ésta. Por lo programático en el sentido de
que importa mucho qué propone, cuál es su horizonte estratégico, cuál es su
línea política concreta y a qué intereses responde. Importa si sus propuestas
implican un avance popular o no. El solo hecho de que una propuesta haya sido
discutida en congresos, parlamentos o incluso definida por un plebiscito, no le
otorga el carácter democrático. Para que sea democrática, debe necesariamente
proponerse la transformación de la realidad en función de los intereses
populares. Quiere decir, que un proceso no se puede catalogar de democrático
cuando los intereses de una clase minoritaria de la sociedad se imponen a los
intereses objetivos de otra clase social mayoritaria.
En cuanto al contenido y las
formas de la participación, es fundamental poder pensarla más allá de lo que el
paradigma sociocultural dominante ha querido mostrar como tal. Por
consiguiente, participar no es votar cada cinco años a un gobierno,
como tampoco lo es tener la posibilidad de votar una mesa de la FEUU a través
de una elección. La participación, es apuesta decidida a forjar un rol
estudiantil activo y protagónico, que dé paso a la construcción de un tejido
social capaz de impulsar y conquistar sus demandas. Participación es
fortalecer los centros de estudiantes y asociaciones, es trabajar para reducir
la brecha existente entre los estudiantes que militan en un gremio y los que
no. Es trabajar para que todos los estudiantes se apropien de los
espacios de lucha y se sientan uno más, con los mismos derechos y obligaciones.
Es dejar de lado las discusiones intestinas para abrir efectivamente, las
puertas de la discusión al conjunto de los estudiantes y generar un proceso de
elaboración colectiva que potencie al movimiento estudiantil y lo enriquezca.
El hecho de que la FEUU se
esté proponiendo dar estos debates de cara al plebiscito, es algo muy
significativo. Implica poder acompasar el proceso general de avances y
transformaciones que vive nuestro país y la Universidad de la República, con
los de la propia Federación. Sin entrar en un detallado análisis de las
propuestas que se someterán a consideración, vale la pena señalar que sin
importar cual sea la propuesta que logre mayor adhesión estudiantil, la FEUU
avanza en el entendido de que ambas propuestas contemplan: la representación de
los estudiantes universitarios del interior del país con voz y voto, la
participación del PIT-CNT en el Consejo Federal con voz y sin voto, y se avanza
sustancialmente en la caracterización de la Federación. Sin embrago, hay tres
grandes diferencias que nos impulsan a defender una de ellas. Concretamente, la PAPELETA
ROSADA.
Por un lado, porque la forma
en que se prevé la participación de los estudiantes del interior del país es
más amplia y abarcativa que lo previsto en la Lista 1 y la papeleta celeste ,
lo cual permite contemplar las diversas realidades existentes en todo el
territorio nacional, de cara a la organización gremial de los estudiantes.
A su vez, en nuestra
concepción de Federación, la representación en la Convención de los distintos
Centros de Estudiantes sea más equitativa. En este sentido, entendemos que un
piso mínimo mayor al planteado en la papeleta celeste garantiza el carácter
federativo de nuestra organización.
Por otro lado, porque la forma
en que se elige la mesa de la FEUU, sintetiza parte de una concepción histórica
de democracia gremial, con la realidad estudiantil y la diversidad de opiniones
que existen en su seno. No parece ser un argumento sólido, el hecho de plantear
que para mejorar la participación estudiantil y restarle peso a los estudiantes
fosilizados en las estructuras de decisión, haya que realizar elecciones
directas. Pretender rebajar nuestros contenidos democráticos porque las
asambleas ya no son lo de antes o porque supuestamente los estudiantes no
entienden nuestros planteos, no solo es un error táctico gravísimo, sino que
además, es subestimar la inteligencia de nuestros compañeros. El papel del
movimiento estudiantil sigue siendo el de contribuir a la transformación de la
realidad y no la adaptación pasiva a ella. Por tanto, más allá de las
diferencias que se visualicen en la discusión de cara al plebiscito, es
fundamental realizar los mayores esfuerzos posibles para que el debate sea
unitario y fraterno. Las controversias respecto a la táctica y a las formas
organizativas, no pueden hacernos perder de vista la necesidad histórica de
construir una sociedad nueva.
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